Cuento El dilema y los relojes
Cuento El dilema y los relojes

El dilema de los relojes

Publicado en: Entre gallos y media noche (2023)

El reloj es la herramienta predilecta de las personas ocupadas. No solo nos ayuda a medir el tiempo, sino también es un indicador preciso para  aspectos tan subjetivos como la puntualidad, el respeto, el compromiso y la tolerancia. Sin embargo, lo ocurrido el pasado 9 de enero en una cumbre de emergencia de la ONU dejó a todo el planeta en incertidumbre sobre el tiempo y sus relojes. Franchesco Borja, secretario general de la ONU, informó en una conferencia de prensa transmitida a todo el mundo que todos los relojes elaborados en los últimos cincuenta años estaban diez minutos desfasados, adelantados o retrasados. Al parecer, la materia prima utilizada para elaborar los relojes en la última mitad de siglo estaba mal calibrada y por eso tanto relojes mecánicos como digitales se habían desfasado diez minutos en todas las zonas horarias. El secretario lamentó informar tal hecho, y puntualizó que ya se había formado un equipo especial para arreglar el problema.

La reacción no se hizo esperar, y los más señalados fueron los grandes fabricantes de relojes y los relojeros, que habían dejado pasar este incidente por tantos años. Alrededor de todo el mundo, cientos de tiendas de relojes fueron quemadas y saqueadas, los relojes destruidos a martillazos. Ninguno se salvó de la barbarie. Mientras tanto, en redes sociales se armaba un interesante debate sobre las implicancias que un acontecimiento como ese tenía. Para algunos, arreglar el Dilema de los Relojes, como se le había bautizado, era tarea sencilla, solo bastaba con retroceder o adelantar cada reloj diez minutos.

Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar, y en poco tiempo esa propuesta quedó desprestigiada bajo la premisa de que no se tendría un solo reloj de referencia para igualar los demás relojes. Además, sería una tarea demasiado agotadora, y los relojes que estuvieran en tiendas o en producción no podrían ser retrasados o adelantados hasta ser adquiridos, y nadie iba a comprar un reloj que no daba bien la hora. Por otro lado, se formó el grupo de quienes alegaban que existía una conspiración que arruinó los relojes para que estos dieran mal la hora. La razón: indeterminada. Sin embargo, a esta redacción llegaron muchas propuestas. Por ejemplo, que las grandes corporaciones buscaban que empeorase el humor de las personas, al hacerlos llegar tarde o temprano a sus citas o a ver sus películas, o a las firmas de sus libros y, además, a ser menos empáticos por llegar tarde o tener que esperar en nuestras citas.

Otra de las teorías indicaba que las grandes corporaciones de relojes sabían de este desfase de diez minutos, y que planean vender relojes más precisos y sin este problema a precios desorbitados. Todo sea para ensanchar sus cuentas bancarias. Sea como fuere, el Dilema de los Relojes es el tema del que todos hablan este año, y en diferentes partes del país ha tenido repercusiones. Hace dos días, treinta y cuatro personas fallecieron en hospitales del Estado y clínicas privadas, ya que los doctores llegaron tarde a todas sus operaciones. Se registraron ochenta y nueve choques en menos de veinticuatro horas, dejando como saldo a cincuenta muertos y poco más de treinta heridos. Todo ello por ir a exceso de velocidad, ya que los imprudentes conductores llegarían tarde a sus citas. Muchas horas de clase se han perdido en las universidades, escuelas e institutos. Y los diferentes gremios laborales exigen el pago de esos diez minutos de trabajo extra que se han realizado sin querer durante todos estos años, mientras las empresas reclaman esos mismos diez minutos a sus trabajadores para que laboren sin pago a favor de la plusvalía.

¿Existe alguna solución en el corto plazo para el Dilema de los Relojes? Lo más lógico sería pensar que, si hubiera, sería que cada uno adelantara o retrocediera sus relojes diez minutos, pero como se ha indicado también, esos diez minutos nunca serían exactos. Además, conociendo a nuestra gente, no todos se tomarían la molestia de retrasar o adelantar sus relojes, creando un ambiente hostil y una posible guerra civil entre los que se toman el tiempo con seriedad y a los que no les importa llegar diez minutos antes o después.

Así pues, el Dilema de los Relojes no parece tener una solución fácil, y ya muchos expertos trabajan en un nuevo modelo de reloj que no se retrase ni se adelante y que en diez años subsane el problema completamente en todos los relojes y zonas horarias del mundo. Por lo pronto, más vale tener la mente abierta y un buen ánimo para llegar siempre diez minutos antes o esperar diez minutos después de la hora pactada a nuestras citas.